Temática en General
El liderazgo como impulsor del cambio organizacional
Eco. Víctor Gutiérrez Lima
El concepto de cambio, está indisolublemente ligado en la percepción popular a la idea de incertidumbre, visión esta que, aunque no carezca de visos de realidad, no se puede aplicar al entorno empresarial y organizacional.
En este orden de ideas, el citado entorno considera el cambio como una fuente de dinamización de los procesos de mejoras en todos los ámbitos de su competencia; de hecho las organizaciones exitosas se distinguen por la atención que ponen a dichos procesos de cambio.
De esta manera podría decirse que las organizaciones más exitosas afrontan el cambio como un dato del entorno, el cual es cuidadosamente considerado para generar ventajas competitivas en los mercados de referencia.
En consecuencia el intercambio de productos, así como su producción, se han transformado debido al desarrollo y la innovación tecnológica, en el más amplio sentido desarrollado por Schumpeter en “The analysis of economic change” (1935)
En este trabajo, Schumpeter desarrolla un aparato analítico en donde en el desenvolvimiento económico está determinado por una serie de factores, externos algunos, otros inherentes a la organización, que se manifiestan bajo la forma de shocks tecnológicos que llevan a la puesta en marcha de procesos de innovación. Por ello afirma que:
"¿Por qué no procede el desarrollo económico, en nuestro sentido, con la misma regularidad con que crecen los árboles, sino a saltos? ¿Por qué presenta esas alzas y bajas características? [...] exclusivamente por no distribuirse igualmente en el tiempo las nuevas combinaciones, como podría suponerse por los principios generales de la probabilidad, sino que en caso de aparecer lo hacen de manera discontinua, en grupos o bandadas."
Así entonces, grandes empresas de los años 80 (IBM, Caterpillar, Sears.) fueron sacudidas por los cambios tecnológicos, demográficos y regulatorios – así como por las mejoras en productividad y calidad logradas por competidores no tradicionales.
Es por ello que, tan importante como el cambio en sí mismo, es el mecanismo que pone en marcha ese proceso dinamizador: el liderazgo. El análisis y desarrollo de la teoría del liderazgo ha ocupado a numerosos autores, por ejemplo el trabajo de Warren y Nanus. Leaders: The Strategies for Taking Charge (1986).
Más allá de estudiar las tipologías del liderazgo; Carismático, Tradicional y Legítimo, su investigaciones apuntan al hilo conductor de los liderazgos exitosos.
En primer lugar, hacerse cargo. No es solo asumir la responsabilidad, sino que dicha sunción el líder la interpreta como mandato, orden dada por los seguidores. No hay mañana en hacerse cargo, el futuro es hoy y debe ser manejado con constancia y perseverancia.
En segundo lugar, la capacidad de ver un futuro. No es solamente soñar, sino que dicho sueño se articula con los recursos y capacidades de la organización. Interpreta las aéreas de indefinición no como problemas sino como oportunidades, y su visión de negocio no se centra en el producto sino en las funciones del mismo para explorar nuevos usos y aplicaciones.
Por último pero no menos importante, el líder se permite brillar, y se rodea de gente brillante a la que permite brillar. Para él el progreso de sus seguidores es la prueba de su éxito.